¿LA VERDAD SE
ENCUENTRA, SE DESCUBRE O SE CONSTRUYE? (II)
Aristóteles consideraba que la verdad es una propiedad de
los enunciados. Por ejemplo, si digo “la nieve es negra”, mi enunciado no es
verdadero, pero eso no modifica ni altera la realidad. En el mismo sentido,
Kant consideraba que la verdad no está en los objetos sino en nuestro
pensamiento. De acuerdo a estos dos filósofos, la verdad es una tarea ya que la
función de nuestro pensamiento consiste en construir verdades, no errores; y
así expresarlas en nuestros enunciados.
Heidegger entiende la verdad como desvelamiento, como
desocultación, como revelación, como la antigua ‘aletheia’ de los griegos y,
por tanto como “encuentro y descubrimiento”. Cuando nos enfrentamos a las cosas
y las conocemos adecuadamente, estamos entendiéndolas según su propia
naturaleza, en su ser y no en su apariencia. Su ser se desvela ante nosotros;
por eso, a pesar de que la misma cosa se nos presente en distintos momentos con
apariencias diferentes, sin embargo, podemos reconocerlas en su esencia.
Alguna vez la Tierra se revelaba al ser humano como algo
plano, esa era la verdad desvelada para un ser humano que aún se encontraba
situado ante el mundo con total extrañeza. Esta noción de la Tierra como
planicie no era una terquedad del hombre, no tenia esta concepción por un afán
de persistir en el error. Ahora, el ser humano ha crecido, va situándose en su
verdadero ser, ya no ve al mundo como algo extraño y misterioso, la verdad
continúa desvelándose y hemos comprendido que la Tierra es redonda, esa es la
nueva desvelación de la verdad.
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